La noche es un cáliz colmado de trigo negro. Los luceros la miran con ojos de cuervo y la espiga derrama su grano de incienso. Gritan los ángeles de estupor y miedo cuando llega el alba con su luz de acero. El cielo sepulta los talles resecos y clava la luna pendones de duelo. Pasea la hambruna por los mapas ciegos y quiebran en llanto las alas del viento. El
Horizonte abismo máquina que rueda. Filo de un mar que anhela sediento la luz de la luna nueva. Bajo el polvo de los sueños se amontonan las estrellas y la noche se desliza entre relojes de arena. Horizonte abismo rueda. Carmen Sampedro Frutos Linares 2015
En silencio se arrastra la cola del tiempo (Abril aterrado y seco) Llueven las horas humo de incienso (Abril piedra y cieno) Reman los tejados a golpes de acero (Abril cristal y sendero) Palomas cenicientas se unen al cortejo (Abril espiga y duelo) Enseña la luna su abrigo de invierno (Abril piedra y cieno) ¡Que vengan los nardos, a velar el cuerpo que cierren los niños, las puertas del cielo;
De tu pelo nacían flores como sueños. Yo iba a tu corazón, a perfumar mis días porque tardaba mucho el alba de tus abrazos. Yo iba a tu corazón, a avivar la llama de la nube de la piedra de la casa y una tempestad de sombras, velaban su estancia. Ya es tarde para la luz. La noche devora la casa y tu aliento la piedra y su secreto la