Carmen Sampedro

La palabra hecha verso

noviembre 2015

Carmín para un quebranto…

Pasó un ángel…

Pasó, sin darme cuenta, como un sueño en el trigo. Y yo habité la calma, sobre ánforas de aceite y esteras de cilantro… Pasó, como alborada indecente, destocada, besando las hojas de acanto de la acrótera esmaltada de mis labios… La nube espesa y enmarañada de su vientre serpenteó mi espalda, deteniéndose precisa, en el vértice orgásmico de un suspiro, profundo… El dedo de su avidez fue dibujando un lamento,

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Encuentro con la palabra…

A veces me pregunto si el desamor, tiene también un dios con su angelito, que clava flechas de muerte en el corazón. A veces me cerca la noche con su estancia de sombras y fantasmas, que danzan sobre un ataúd de sueños y risas. Y también a veces me hiere el día con sus expectativas de familia, trato y trabajo como bombillas vacías.   Me muere el día tanto como

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Ritual…

Me acerco a tus labios y desvelo un misterio carnal. Los beso y me inicio en ti.   Carmen Sampedro Vic, 2000 Imagen: Hungry Hummer (Explored) via photopin (license)

Mientras quede luz…

Te escribo y es invierno. Te escribo como si estuvieras lejos. Es hermosa la tarde y hace frío. Hablemos de las grisáceas nubes, del pájaro que cierra sus alas en el nido; de las hojas muertas que siembran los caminos. Hablemos mientras quede luz; después vendrá el silencio. Nuestro silencio… Qué hermoso cuanto callamos sabiendo que es verdadero. Verdad que rogué a la vida encontrarte en mi desierto. Qué hermosa

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La Taberna, poema de Carmen Sampedro

Quiso por fin el aire romper la nube preñada, quiso por fin el agua lavar la cara arrugada y quiso el hombre, por ser hombre, empapar su sangre de vino que lo alentara. La taberna era un regazo donde el corazón templaba su lamento…, congregando sentimientos y nostalgias.   El agua caía en el alma formando ríos de helechos y el vino seguía su curso disipando los recuerdos. Marcados por

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Otoño: Silencio y desnudez…

… Entra la tarde en forma de alondra en mi alma desnuda, y deja una hoja. Vuela en silencio una pluma de seda que olvidó la tarde y escribí un poema…  Una hoja caída de su rama pide a la tierra un espacio definido. Y la tierra le hace un hueco en sus entrañas porque es madre y nada cae en el olvido. La rama sin hojas. La hoja sin verde. La tierra en abrazo. Es tiempo

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