El mar es olvido…

Todo pretérito socava lagunas de niebla. Los dedos silencian  sus garras cautivas en la noche menguada y desierta. El mar es olvido… Mi madre amaba el mar (cantaba su eternidad) más que a todas las aves lo amaba (rezaba su infinitud) por encima de todas las criaturas. Las olas mensajeras del sempiterno azul inclinaban su cresta marina y silbaban como ondinas amarteladas en el extremo de la liturgia. Yo, la

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