Érase…
Érase un ayer
cuando la muerte con su red
de cazar mariposas
atrapaba a los niños
y se quedaban tan quietos
que parecían dormidos.
Érase un ayer
cuando me asomaba a la puerta
donde se alzaba el altar
del lloro y la desesperación.
Moría la infancia de hambre
y por costumbre.
Después las cajitas blancas
y el mejor de los vestidos
para entrar a la iglesia
como si fuera domingo.
Las madres enlutadas
rasgaban sus velos
y el llanto abría surcos
en el cementerio.
¡Qué pálidos y serios
iban los niños
camino del cielo!.
Érase…un presente
despiadado y rígido
donde la muerte sigue
acechando a los niños
que por costumbre no comen
y se quedan tan quietos
que parecen dormidos.
¡Qué pálidos y serios
marchan los niños
camino del cielo!.
Carmen Sampedro
Linares 2016
Pintura: El sembrador, de Van Gogh.