Éxodo y Syrius
I ÉXODO
La frontera
es una lengua de buey
arisca y larga.
Alambre de espino,
con flecos de nácar…
Pliegos de hierba,
y espanto,
bajo el pie dócil
y el andar cansino,
de miles de almas.
Llegan,
desde el mar
en barcas de lino
con velas de fragua…
¿Adónde iré,
que no sea perseguido?
Florecen zancadillas a su paso…
¿Adónde iré
que no sea un extraño?
Altas botas
flanquean fusiles.
Obturan el paso
y niegan cobijo
bajo la escarcha;
al clamor sin tierra,
al fruto del estrago,
sin hacienda, ni destino
ni patria…
Escombreras
de zapatos sin pareja,
evaden bulto
sin hacer ruido,
a babor del alba…
y el llanto
busca refugio
en los ojos
de un niño…
¡Ababoles claman!
Padres…,
madres…,
hermanos y abuelos…
¿Dónde están?,
¿En qué yermo se han perdido…?
Borbotea el agua…
Nadie ríe. Peces solemnes
celebran su festín
con mantel de algas…
¿De quién es esta guerra?
¿Qué manos
arrancaron las anillas
a las granadas?
Entre nieblas juega el hambre…
Lejos de la orilla
un tren de avena
espera…
la palabra,
que ponga fin
al sinsentido
de la sangre…
La tragedia danza…
Voces coléricas ordenan:
¡Alto!
¡Qué nadie suba, sin permiso!
Escotes se agitan
junto al andén,
…y las horas pasan…
firmes,
inertes,
balanceando la pena
en el mínimo espacio
de un ladrillo
un hilo,
un pétalo de freesia…
Fragmenta, al fin,
su amargo silencio
el altavoz con timbre de martillo:
Y un temblor
estremece gargantas:
supuran pisadas,
los pasillos…
La marea gigante
se sacude con lágrimas
la arena del Tigris
de los bolsillos…
y de las enaguas…
De madrugada
la frontera se estremece,
en un surco
remoto,
de rocío.
Los sombreros brumosos
de azafrán
baten alas…
y aunque nadie ríe
y otros peces
celebren
su festín
sobre manteles violetas
de algas…;
en la cornisa bruna
de un suspiro
anida
la esperanza…
ENRIQUE J. VALDIVIA
II SYRIUS
Blanco mantel que oficia
el sagrado instante:
galope de esperanza
que respira llanto,
quiebro, latido en flor…
El milagro de abrir los ojos
y morar con la fruta, el pájaro,
el fuego, la sal, las horas de lluvia,
y el alba con su sonaja
alentándonos a vivir.
¡Vivir!
Vivir hasta que las venas abracen
su trecho de río
y ensanche en el mar
su blasón de significados.
Estampa de lo vivido
silueta adormecida…
¿Nacer?
Ni mi sombra comprende
que no basta con nacer:
Asomarme a la promesa
de que el mundo
pudiera ser mi casa.
¿Y dónde mi casa?
Ah, las luciérnagas danzan
al son de las endechas
que mi voz postrada entona,
como si yo mismo me faltara.
¿Dónde mi infancia?
El arrullo de lo amado
palpita como metal sin alma
y la albura del mantel
que ofició el sagrado instante
yace bajo los escombros
de huesos, ceniza y sangre.
No basta con nacer
cuando mi sombra
olvida mi nombre
y clava sus dientes
como una presa herida.
¡No, no basta con nacer!
En cada golpe de arena
de mi vagar sin destino
yace un grito despiadado:
¿Cómo me atreví a ser niño?
CARMEN SAMPEDRO
Recitado por Enrique J. Valdivia y Carmen Sampedro Frutos
Edición de vídeo: Abraham Redondo
Linares, diciembre 2015