NIÑA CAUTIVA DEL SILENCIO…
Muero con la palabra que nunca dije
muere el acto donde me alzo
no más allá de ser mujer, hombre
o simplemente un ser nacido que subsiste.
Muere la palabra y con ella la esperanza
de nombrar lo que soy; esa materia que en las noches
resucita palabras inconfesables, navega por la memoria cargada de música
y desgasta los recuerdos hasta el alba.
Muero si dejo que el mar ahogue mi voz:
no quiero ser sirena con baúles dorados
ni un resto de estrella sin brújula.
Anhelo ser materia que respira sílabas y cruza palabras con el viento.
He muerto muchas veces
Ah, mis actos baldíos cárcel de la palabra
Ah, la somnolencia moral silenciando mi sangre
sepultando el alma con sus preceptos de piedra
He muerto muchas tardes
cuando el sol dejaba paso al frío de la noche
yo temblaba como la hoja huérfana de alba.
Ah, el frío de la noche laceraba mi cuerpo
sin poder escapar de esa eternidad doliente.
Quiero ser materia que respira sílabas y cruza palabras con el viento.
Ah, languidecí buscando cobijo en el seno de mi madre
y qué desventura pensar que aún pudiera ser niña.
Niña niebla, niña cautiva del silencio que todo lo encubre
como un barco fantasma atracado en una orilla
donde la arena clava sus uñas de cristal.
El silencio, con su llave de oro…
Hoy celebro el ser que soy: materia que respira sílabas y cruza palabras con el viento.